INICIOS DE LA REPÚBLICA EN EL PERÚ
- Miguel Angel Rodríguez Sosa
- 2 ago 2020
- 2 Min. de lectura
En estos días hay en redes sociales un movimiento empeñado en formar una corriente de opinión adversa a la República establecida en 1822. Sin embargo, principalmente se trata de formadores de opinión de posición pro-borbónica, nostálgicos del imperio español, que, por serlo, desmerecen sus propios planteamientos anti-republicanos.

La independencia del Perú del dominio español y la formación de la República están íntimamente relacionadas y, en la perspectiva histórica, aparecen como resultados de un período político marcado por el desorden y las pugnas faccionales que expresaban diferentes corrientes ideológicas de entonces. Lo concreto es que la República es el producto de una renuncia (o traición) a la tradición monárquica prevaleciente en el Perú cuando vivía bajo el estatuto virreinal.
El año 1822 –catorce meses después de la proclamación de la independencia en Lima, y dos años antes de la batalla de Ayacucho— fue instalado el primer Congreso Constituyente del Perú, dominado por políticos liberales orientados a preferir un orden político republicano, y convencionalistas (pro-parlamentarios). En este congreso fue notoria la ausencia de representantes a favor de un régimen monárquico o afín a éste, al que era próximo el Protectorado instaurado por José de San Martín bajo la influencia de Bernardo Monteagudo, reconocido anti-liberal.
En octubre de 1822 el Congreso Constituyente se dispuso a crear un ordenamiento estatal que instituyera la separación irreductible del Perú respecto del imperio español. Ese nuevo ordenamiento materializaría una transacción entre ideologías convencionalista (de inspiración en la revolución francesa), conservadora (inspirada en el pensamiento de Edmund Burke) y liberal (no exenta de jacobinismo). Con ese propósito auspició la redacción de una Ley de Bases de la Constitución. La comisión redactora estuvo dominada por liberales y si bien acordó que la denominación del nuevo estado sería la de “Estado Libre del Perú”, en diciembre de 1822 de manera sigilosa esa denominación fue sustituida por la de “República Peruana”, con lo que liquidaron la tradición monárquica procedente del virreinato y aceptada por San Martín.
La República nació así, en el Perú, en una forma opaca y con el agravante de superponer –en la formalidad del contrato social-- el Poder Legislativo al Ejecutivo del estado, de conformidad con los credos convencionalista y liberal. Pero, debido a las vicisitudes de la formación práctica del estado y a la lucha política entre facciones, en los hechos el estatuto convencionalista que superponía el Legislativo al Ejecutivo fue sustituido por un régimen presidencialista, pues el 28 de febrero de 1823, con el apoyo decidido del ejército y del pueblo de Lima, contrariando a convencionalistas, liberales y jacobinos del Congreso Constituyente, fue nombrado José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, criollo independientista, con el título de Presidente de la República.
De allí en adelante, la historia política del Perú está marcada por las pugnas entre presidencialismo y parlamentarismo, entre los auto-denominados “hijos del país” (que luego forjarían el civilismo y etc. oligárquicos), pugnas expresadas en regímenes constitucionales que no alcanzan a brindar una solución de continuidad a la relación conflictiva entre ambos poderes del Estado.
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